sábado, 13 de noviembre de 2010

LEER, ¿PARA QUÉ?

10 de noviembre de 2010. En reunión de trabajo del Capítulo Costa Sur de la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco, una vez desahogado el orden del día, se dedicaron (como es usual) algunos minutos a la reflexión en torno al tema propuesto por el Socio José Francisco Cobián Figueroa, que es el siguiente:

LEER, ¿PARA QUÉ?
Para todas las sociedades del mundo civilizado, el ejercicio de la lectura se ha convertido en un valor apreciable. Está en los discursos de los gobernantes, en la preocupación de las instituciones educativas, en las solicitudes de empleo, en la pretensión de los políticamente correcto...
Con intereses muchas veces incomprensibles y objetivos igualmente inalcanzables de los ciudadanos comunes, se han diseñado en impuesto pruebas que pretenden medir la habilidad lectora de las personas; y, a través de dichas pruebas y sus resultados, demostrar la cultura y el progreso de una sociedad. Con base en este tipo de estandarizaciones, se ejerce presión a los gobiernos y estos a sus sistemas educativos; mismos que la reproducen en sus usuarios para, por medio de la obligación inferida, generar un sentido y sentimiento de incapacidad. con esta base también, se ajustan presupuestos y se ejercen caprichos de quienes ostentan el poder.
¿Quién se pregunta por el gusto y el placer de leer? ¿Hay efectivamente placer en la lectura?
Uno mira a su alrededor y ve a los animales de la granja o del campo vivir tan tranquilos... uno ve a las personas que no leen, mostrar una tranquilidad tan semejante a ésta, sin ninguna prisa por leer, sin que la posibilidad de la lectura les inquiete.
Y también se ve a quienes leen, preocupados por la abundancia de la información, de regulaciones hacendarias, civiles, policiacas; de noticias trágicas; de nuevas formas de secuestro...
vemos que una persona que lee es tenida como objeto de admiración, pero no comprendemos ni nos importa comprender el porqué de su afición a la lectura.
Hay tres libros fundamentales de los que todos hablan, pero nadie lee: la Biblia, el Capital y Don Quijote de la Mancha. Nuestros referentes no son de lectura, sino de oídas.
Parece que la lectura da menos motivos de alegría, de placer, que de disgusto y amargura; parece que otorga miríadas de razones para ser infeliz. Entonces: leer, ¿para qué?

José Francisco Cobián Figueroa.

3 comentarios:

  1. Leer para dos cosas:

    1.- Simplemente para disfrutar el placer que brinda esa actividad, que lo hay, recurriendo para esto a las obras que tienen una finalidad estética, como la poesía o muchos otros géneros. Por cierto, me acabo de enterar que hoy hace 160 años nació Robert Louis Stevenson, cuya Isla del Tesoro fue el primer libro que leí.

    2.- Para estar informado, por más que las obras de este tipo no brinden por lo general ningún placer (al contrario). Sin embargo, los disgustos que nos puede causar esta lectura se compensan con los elementos que obtenemos de ella para la reflexión y la mejor comprensión de lo que vivimos cotidianamente y, de esta forma, ser ciudadanos más participativos y menos manejables.

    Muy interesante su reflexión, gracias por compartirla.

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  2. Saludos cordiales de un liberal que festeja las letras y la tecnología, los mensajes y el mensajero... hemos realizado una propuesta editorial donde hacemos referencia a la Benemérita Sociedad de Geografía de Jalisco he aquí el enlace, favor de compartirlo...

    http://iconogdl.com/icono37.html

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  3. buen aporte, sin lugar a dudas la lectura deja mucho que decir de una persona, grandes escritores de mi pais republica dominicana, como son juan bosch, pedro mir....., siempre apreciaban el buen vivir que tiene las personas que desarrollan habitos de lectura profunda y en una ocacion se dijo el que lee mucho anda mucho y conoce mucho sin tener que viajar....

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